En 1912 el maestro de bailes José Otero le pedía a Manuel Chaves Rey, padre de Manuel Chaves Nogales, el prólogo para un libro: el Tratado de Bailes, donde recogía las reglas con las que ejecutar no sólo danzas extranjeras y españolas sino también las f1amencas, hasta entonces ignoradas por los todos los tratadistas. Nacía así un manual que sacaba nuestros bailes de las aguas procelosas de la tradición oral