Este recuento de poemas revela dos facetas de Carolina Pulido Ariza: una niña que a los trece años descubrió su voz de poeta, género que le permitió sobrellevar el duelo por la muerte de su padre y hacer llevadera la dura depresión que consumió la mayor parte de su adolescencia. Veinte años después, a través de sus poemas, ella reaparece con voz madura, que, sin atenuar, el fuerte componente emotivo de sus versos, le permite contemplar el entorno con curiosidad y asombro.