una ventana inmensa, la antología poética de alfonso reyes que nos ofrece gerardo deniz, brinda, desde el título, la posibilidad de leer y ver, de contemplar un vasto paisaje, despeinado y dulce, / claro y amarillo: / ese sol con sueño / que sigue a los niños. un paisaje solar que ubica, con precisión anecdótica, los elementos que lo integran. un trazo narrativo que nos regresa a los caballos de una infancia nutrida. el morado de las amapolas que, desde el romance, es preferido al zumo y a la sangre como, en las escalas del corazón, los amores mexicanos a las mujeres europeas. la amenaza de una flor ?flor de las adormideras? y de que un día no amanezca mujer. la naturaleza plasmada por su tránsito y, sobre todo, por su vivacidad. habria que diferenciar entre la imagen de reyes en la cual el trato con los objetos de amor es suave y cuidadoso, un remanso de gloria ganado con cautela, y su poesía, que tiene dos caras: la entrañable y la amarga. alfonso reyes se congracia con la circunstancia a través de un canto que no elude los ritmos populares ni la puntada jocosa. minucioso, desmenuza el lenguaje y es capaz de alterar una palabra: algaraza, modificando su orden silábico, sin que ésta pierda su sentido, por el espacio contextual en que está ubicada. artesano del verso por el cual fluye la luz de otro siglo.desde esta ventana inmensa despierta un océano verbal que siempre recomienza. la tonalidad de una geografía accidentada, desde un principio, por el exilio que tuvo que asumir siendo muy joven, tras la muerte de su padre, el general bernardo reyes, en ese episodio de la historia conocido como la decena trágica. desde entonces la oscuridad del corazón abriéndose. el despojo, la sombra y el destierro. el recorrido inicia por la infancia con una expresión lírica anclada en la experiencia personal, en la intimidad añonda del paraíso que sólo la escritura recupera.