Romina Beltrán, chilena y exiliada en España, se encuentra en la cubierta del ferry Valencia-Menorca. De pronto y en medio de la multitud, escucha la voz del hombre que la torturó treinta años atrás, durante sus días de cautiverio en Villa Grimaldi, meses después del golpe de Estado de 1973. Ella nunca pudo ver el rostro del sujeto, pero jamás olvidó su voz. Otra pasajera de ese mismo ferry, Sonia Mayans, tendrá una percepción sensorial semejante. El encuentro de ambas mujeres será crucial, y juntas iniciarán una búsqueda y un viaje al pasado con consecuencias insospechadas.