Se leen con una sonrisa. Porque las narraciones que conforman este libro rebosan humor. Un humor a veces tierno y a veces punzante, o negro, incluso trágico. Las breves narraciones de Iturbe se leen con suma atención, y hacen experi-mentar a quien se sumerge en ellas cierta sensación de culpabilidad, como si se escucharan c onversacio-nes ajenas. Se leen con avidez, al ritmo del pulso rápido que la auto-ra im