1984 - George Orwell

Puede que el mensaje que Orwell esboza entre líneas sea desalentador, que la lucha de un personaje por la verdad y el amor falle. Pero existe allí una advertencia final: existe la posibilidad de pensar y repensar el futuro, ya que no se sigue la consigna de que "No es suficiente obedecer, debes (temerle) amarle". Entre temer y amar se levanta un muro inmenso pero impalpable, ese muro distópico se presenta a manera de conclusión, le amas porque le temes y le temes porque te amas, entonces le amas porque eres uno con él. El partido ha ganado, los seres humanos han dejado su humanidad y se han vendido unos a otros, han sido torturados, asesinados, sus cerebros han sido lavados por colores y caras. Su porvenir es un eterno presente donde nada se recuerda, ni se ama, ni se piensa..