Reseña del libro "Nuevo año Cristiano: Junio Volumen iii"
LA SANTÍSIMA TRINIDAD es la fiesta que sirve de colofón al Año Litúrgico. A la gloria de la Trinidad se dirige toda la vida, muerte y resurrección de Jesús y toda la vida de su Iglesia. El Padre envía al Hijo, que se encarna y comparte nuestra vida, muere y resucita por los hombres, y envía al Espíritu. En el mes de junio, tradicionalmente consagrado al Sagrado Corazón de Jesús, además de esta fiesta ofrece otra gran solemnidad: el Corpus Christi, que de algún modo también esta representado en el cuadro trinitario de portada. El santoral de junio es todo un alarde del poder de Dios, que ha hecho de la debilidad humana santos de primera categoría: el apóstol Pedro cuya mirada y actitud, plasmada por Salzillo en la imagen de este recuadro, expresa la plena conformidad con la voluntad de Cristo-, Pablo, Bernabé, entre otros apóstoles. Cronológicamente antes, el precursor, Juan el Bautista, el mayor entre los nacidos de mujer. De los cristianos de primera hora, San Justino y los primeros mártires de la Iglesia de Roma. Y, a lo largo de los siglos, y de los días del mes, santos de la talla de Antonio de Padua, Luis Gonzaga, Tomás Moro y Juan Fisher, Ireneo, Marcelino Champagnat, Pedro de Verona, Josemaría Escrivá, María Rosa Molas, M.ª Micaela del Santísimo Sacramento. Entre los beatos destacan dos españoles: el jesuita José de Anchieta y su obra evangelizadora y civilizadora, y Ana de San Bartolomé en los primeros tiempos de la reforma teresiana.
