Reseña del libro "rey desnudo, el"
la biografía del astro de la música de los sesenta, contada en "el rey desnudo", persigue el clásico destino del ídolo que no puede administrar los vaivenes de la fama y la riqueza. su vida es también espejo de lo que ha ocurrido en chile en los últimos cuarenta años.
por tito matamala.
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durante estos meses, hemos sido espectadores del más patético proyecto televisivo, â“rojo vipâ”, con el que se pretendió dar un segundo aire después de la muerte a una serie de cantantes de muy dudoso talento y que algún día tuvieron figuración. uno de ellos, luis dimas, tal vez la excepción con el calificativo de talento, acarrea una historia que sigue de manera cabal el periplo del artista que pasa muy rápido desde la cúspide al olvido, a la derrota, a la alcantarilla. es como si repitiese el salmo romántico del â“sexo, drogas y rock and rollâ”, excepto por un detalle: luis dimas todavía sigue vivo, lo que le estorbó en la opción de convertirse en leyenda, y luego en mito glorificado por las multitudes. como elvis, marilyn, joplin, cobain.
el libro â“el rey desnudoâ” (editorial grijalbo), de los autores sergio benavides y sebastián montecino, oportunamente devela una existencia novelesca del llamado â“rey del twistâ” en los años sesenta y su nueva ola, corriente musical surgida por la necesidad de imitación del modelo norteamericano. allí, luis dimas fue tal vez el rostro más destacado, con un ascenso meteórico al estatus de estrella y símbolo sexual. proveniente de una familia pobre y sufrida, sin padre y con madre ausente, luis misle â– ese es su real apellido â– tuvo de pronto tanto dinero en los bolsillos que ni la más generosa de las juergas podía agotar, ni siquiera lujos estratosféricos como un departamento en buenos aires comprado en efectivo. en las radios sus éxitos monopolizaban el ranking, y llegó a vender un millón de copias de alguno de sus discos â“singlesâ”. las señoritas, a su vez, eran capaces de infiltrarse a los camarines por tener contacto con la estrella, y él no se molestaba con esas intromisiones. el mundo, en suma, rendido a sus pies.
pero el sino trágico acompañaría al cantante, o más bien el germen de su propia destrucción, como demanda el manual del buen ídolo. luis siempre necesitó que lo quisieran, ser el centro de atención de las miradas, y que incluso no pudiese salir a la calle por el acoso de sus fanáticas. además, el astro anhelaba brillar en el orbe, y no sólo en chile. ¿cómo poder llegar a estados unidos, y sentarse al lado de paul anka o neil sedaka?
entonces decide emigrar tras el premio mayor. pasa varios años en canadá y obtiene éxitos relativos, sólo a nivel de baladista de club nocturno, lejos de los oropeles que creía merecer. a su regreso en los setenta, luis dimas es traicionado por su lengua y su ego: exagera las historias, sobredimensiona sus logros, se declara colega de las grandes figuras del canto anglosajón. todo es mentira. la prensa lo descubre y lo expone al público, lo llaman irónicamente â“el amigo de frank sinatraâ”. ha comenzado la decadencia.
de vuelta en casa, no es el chile que conocía luis dimas. hay un régimen militar férreo que controla todos los ámbitos, incluso la música popular, y es difícil encontrar un espacio para cantar. además, de manera obligada, se exige compromiso con las autoridades de facto. para peor, la estrella se siente herida en lo más profundo del alma: ya nadie lo reconoce, nadie se acuerda de él, ¡las colegialas no chillan ni lo persiguen en la calle!
la posibilidad de volver a recuperar protagonismo y estrellato le llega por azar, porque un conocido de la infancia ahora es un importante hombre de los servicios de seguridad, y con buenas conexiones en el mundo de la farándula, el espectáculo y la televisión: alvaro corbalán. sí, el mismo que años más tarde sería condenado por varios homicidios, incluido el de tucapel jiménez. con un amigo como éseâ…
aquí es donde el libro de sergio benavides y sebastián montecino se torna más interesante, al exponer el entramado de corbalán y su influencia en la vida artística de esos años. el siniestro personaje disfrutaba del â“show bussinesâ”, y fue pareja de la española mary pepa nieto, cuyo trasero al aire encandilaba a los espectadores de â“sabor latinoâ”, en los ochenta.
sin embargo, luis dimas recién empezaba a bajar los peldaños hacia el infierno. volvió a perder todo, varias veces, hasta a su esposa e hijos. cayó en el alcohol y la cocaína, engordó a niveles peligrosos, y su nombre â– qué horror más grande â– se redujo a presentaciones en lo que se llama â“el circuito de las parrilladasâ”: boliches lúgubres con escaso público borracho y pendenciero. habitando pequeños cuartos de hotel o pensiones, el rey, luis dimas, no podía parar de beber y a veces olvidaba alguno de los pocos compromisos que le significaban salario. por esos años, en esporádicas apariciones en televisión, luis dimas causaba pena con su gordura y el sudor incontrolable que le provocaba el trago bebido en ingentes cantidades, y de mala calidad.
el mérito del personaje que conforma " rey desnudo " es haber escapado de la muerte, lo que constituye una contradicción a la ruta clásica del ídolo popular. luis dimas sigue vivo con porfía, parece no claudicar en su afán de ponerse de pie y aguantar un round más, uno más. no nos extrañe, entonces, que resista los embates actuales de un pueril programa de televisión.
