Para revelar el origen del horno de barro debemos remontarnos al antiguo Egipto, donde se construían con arcilla de los ríos Eufrates y Tigris. En la Argentina, su uso se extendió rápidamente y, más tarde, se le sumó una nueva herramienta culinaria, muy popular tanto en el campo como en la ciudad: el disco de arado, un objeto pensado para trabajar la tierra que renace a una nueva vida al calor del fuego. Los aromas y sabores que nos regalan los platos elaborados con estas antiguas técnicas de cocina nos transportan a un pasado más natural, cuando las comidas se elaboraban sin prisa, en grandes cantidades y, con frecuencia, se disfrutaban al aire libre.En este libro, el lector de todas las edades no sólo encontrará sencillas recetas para deleitar a sus familiares y amigos, sino que además, podrá aprender a construir un horno de barro, a elegir el disco de arado más adecuado y a mantenerlos en buenas condiciones para qme conserven sus propiedades durante muchos años.