Reseña del libro "Metafísica del Sentimiento"
La motivación fundamental y el punto de partida de este libro, que también será su punto de llegada, es la voluntad, inseparable de una experiencia, de dar a la poesía su máximo alcance metafisico, o incluso de acercarse a ella bajo su vertiente más radical. Esto significa que la poesía no es un género literario entre otros, sino una experiencia y un modo de existir, o más bien un modo de existir que se alimenta de una experiencia que, si se atestigua de una manera privilegiada en la escritura poética, obviamente no se agota en ella. De ahí la elección del término «poético» para referirse a este modo de existencia. También se podría decir que lo poético tiene una vertiente ontológica: se trata de dar acceso al interior y con la ayuda del lenguaje a una dimensión que trasciende a este último y, como tal, pertenece al mundo mismo. Nuestra convicción es que esta dimensión, constitutiva del mundo, a la cual da acceso lo poético, no es otra que la de lo sensible como tal. Por esto es indispensable tratar de clarificar esta idea de un ser sensible que, lejos de basarse en la sensibilidad, la hace posible. En este sentido, el poeta es obviamente el aliado o incluso el guía del fenomenólogo. Sin embargo, como atestigua el incesante renacimiento de la poesía, un signo de la perpetuación de lo poético, este acceso a lo sensible no es en absoluto evidente y todo sucede como si, por razones constitutivas, lo sensible se quedara en el horizonte, como aquello referido por el decir poético, pero que no puede apropiárselo, que es presentido más que poseído, tocado más bien que visto. Como muestra el trabajo mismo de la poesía, al igual que muchas de las declaraciones de los poetas, la experiencia poética es la de una separación fundamental, precisamente frente al mundo, de una finitud que se esfuerza por sacar a la luz tratando de superarla. En otras palabras, lo poético es indistintamente experiencia de la separación o del exilio ontológico e intento de superarlo.
