Reseña del libro "El Ángel del Mahler"
Colección: Narrativa LA OBRA El ángel de Mahler surgió tras una pérdida familiar muy importante que, sin proponérmelo, me obligó a mirar hacia miEncuadernación: Rústica interior y arrancar, a veces descarnadamente, todos las sentimientos que ese hecho me produjo. Núria León Esta fue la principal razón que llevó a Nuria León a escribir este libro. La autora ha investigado, vivido y escrito El ángel de Mahler como si de su propia biografía se tratara y ha conseguido el apoyo y la adhesión incondicional de personajes de la sociedad gitana y de la vida cultural española que la han leído. POR QUÉ MALHER Las palabras que siguen de la autora denotan plenamente el motivo de su elección: Incluso antes de nacer, mis oídos escucharon una soleá bailada por mi madre. Más tarde fueron La niña de fuego cantada por Manolo Caracol, la caricia de los dedos del maestro Rodrigo sobre su piano tocando El concierto de Aranjuez, el rasgueo de la guitarra de Paco de Lucía mientras conversaba con ella en el café tras sus respectivas actuaciones, el quejío de Camarón detrás de su mirada tímida, o la risa que provocaba en mi progenitora las descabelladas ocurrencias de Dalí cuando iba a saludarla al camerino de Los Tarantos, el mítico tablao barcelonés, tras haberla visto bailar por enésima vez excéntricamente acompañado por sus dos guepardos ataviados con collares de brillantes. Diversidad en el arte, que derivaba en confluencias admirativas. Ese ambiente artístico en el que me crié acostumbró a mi inquieto cerebro ávido de conocimientos, a concluir que lo que nos conmueve en el arte no lleva etiqueta. Surge de la intelectualidad más refinada, y también del pueblo llano. Y no importa demasiado de dónde provenga; en realidad eso no tiene relevancia alguna. Hablamos de pureza, de sentimientos, de lo que en el ámbito culto se denomina "musa", y en el flamenco culto se llama "duende". Algo que no pude describirse con palabras; se tiene que sentir. El flamenco, recientemente reconocido Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, es inmenso, sus tempos son claros y concisos, y su espíritu se eleva a cotas de magnificencia que traspasan el tiempo, convirtiendo a sus maestros en seres inmortales al igual que Beethoven, Mozart o Mahler. Por esa razón, lo que a priori puede sorprender en una mujer de mi cultura racial, que además es hija y sobrina de artistas de primer orden que han creado escuela y son considerados figuras mundiales vinculadas al mundo flamenco, no es tan extraño en realidad. La música de Gustav Mahler proviene de sentimientos profundamente desgarrados, conmovedoramente ingenuos, intensamente espirituales, de arrebatadores y salvajes arranques que sacuden nuestras almas, y nos sumergen en ambivalentes aguas de desconcierto y esperanza. Igual que una soleá flamenca, o una seguiriya. Y por revolucionario que pueda parecer, durante los cuatro años de investigaciones sobre su vida y su música, descubrí que la musa de Mahler iba prendida del cabello del duende flamenco cuando iba a visitarle, porque en realidad, ambos son hermanos. Y entendí por qué Mahler nos hace llorar transfiriéndonos su apasionada manera de sentir con sus acordes descarnados. Tal vez esa "confluencia" en mi modo de entender el arte, y su extraordinario, difícil y tremendamente hermoso modo de parir sus creaciones haya sido lo que me ha llevado a comprender una, seguramente, pequeñísima parte de la inmensidad del espíritu de Mahler. "No toda persona civilizada es sensible a Mahler -dice Norman Lebrecht, autor de Por qué Mahler? Cómo un hombre y diez sinfonías lograron cambiar el mundo -, pero dentro del monumental edificio de sus obras hay resquicios que permiten al oyente estar en paz consigo mismo. Esos son los lugares en los que la fortaleza Mahler se convierte en un refugio privado". Y ese mismo "duende", el que posee la autora en sus genes es el que se respira en toda la narración.
