Reseña del libro "INJURIA, CALUMNIA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN"
Derecho penal y medios de comunicación: dos mundos cercanos, compenetrados y complementarios. La prensa hablada y escrita, dedica gran parte de sus espacios de opinión como en los informativos a los asuntos que conoce la jurisdicción penal. Las denuncias y el seguimiento de los medios de comunicación a los hechos que conoce la justicia, garantizan mayor transparencia y la posibilidad de suplir la ausencia de noticias criminales en hechos en los que no se informa directamente mediante denuncia al aparato jurisdiccional sobre hechos que justifican la puesta en marcha del andamiaje penal, para confirmar, profundizar lo denunciado por el medio de comunicación, o por el contrario, para descartar o desvirtuar la información, como puede suceder en los casos en los cuales se presenten juicios de opinión, sin relevancia para la última instancia de control social. No cabe duda de que los medios de comunicación en países deben jugar un papel importante en la lucha contra la corrupción política y en general en la protección de bienes jurídicos que interesen a la sociedad. Si miramos retrospectivamente a Colombia, ninguno de los grandes y sonados procesos judiciales de importancia hubiesen surgido, si no fuera por la denuncia, el control y la supervisión de los medios de comunicación. Como abogado he constatado, la necesidad de acudir a periodistas prestigiosos, de aquella mayoría como honestos y dedicados investigadores, para que denuncien en sus periódicos o noticieros hechos de corrupción, en casos en los que se pretendió archivar a las escondidas procesos penales por hechos de millonarias cuantías, en los que se omite investigar a poderosos actores del mundo criminal. Gracias a la valiente labor y dedicación de reconocidos periodistas se ha logrado frenar actos - 18 - Injuria, calumnia y medios de comunicación de encubrimiento judicial, por la intervención decidida de los medios de comunicación, en contra de bienes jurídicos protegidos por la ley penal. Sin la positiva labor de los medios de comunicación, la corrupción judicial en el mundo moderno sería todavía mayor. La delincuencia de cuello blanco le teme más a la sanción social derivada de la publicación periodística oportuna, que hacen efectiva los medios de comunicación al denunciar y sancionar socialmente, con el estigma de la corrupción, al “personaje público”, “empresario”, “líder social” pues desafortunadamente, poco miedo le tienen estos peligrosos delincuentes al propio proceso penal. Si no fuera por los medios de comunicación, la justicia se amedrentaría en muchos casos ante el poder y la capacidad de manipulación de los personajes de la corrupción, que encajan dentro de un modelo de criminalidad sofisticado, para demostrar así una ausencia de temor por la función sancionatoria de las normas penales y disciplinarias. Esos nefastos y sucios personajes de la corrupta realidad, intentan por todas las vías jurídicas apegarse desvaloradamente al principio de legalidad, amparándose con forzados argumentos, especialmente frente a los ingredientes objetivos y subjetivos de la tipicidad, pero también se ayudan en su corrupta defensa, manipulando la realidad de los hechos ante la opinión pública. Gracias a la prensa seria, -que conoce de esos procedimientos bajos de financiar sicarios morales a sueldo-, esas abyectas estrategias resultan fallidas, sus ardides consisten en atacar e intentar deslegitimar al denunciante, buscando minar la credibilidad de la víctima, distraerlo o simplemente atemorizarlo desde redes sociales con publicaciones mentirosas, para desprestigiar a quien los denuncia o los investiga. El presente libro parte de la base del ejercicio de libertad de expresión, que constituye uno de los principales fundamentos de un Estado democrático, puesto que, hoy en día, el acceso a la información y su circulación representan un mecanismo de control ciertamente efectivo sobre las actuaciones de las autoridades, y de la subordinación a la ley por parte de los poderes públicos. ntroducción Los medios de comunicación ejercen una función de apoyo para aquellos operadores de justicia honestos que se atreven a enjuiciar y encarcelar a los corruptos y delincuentes. Corresponde a los medios, convertirse muchas veces en garantes y protectores de los funcionarios judiciales que se atreven a denunciar y a encarcelar a los más altos exponentes de la delincuencia de cuello blanco. Esa delincuencia que SUTHERLAND identificó a la figura del camaleón, que como algunos exponentes de la política nacional siempre adopta el color de la rama que los sostiene, y que hacen recordar a personajes que durante los años de gobierno resultan los favorecidos absolutos del régimen, por haber llevado a los gobernantes al poder, antes de finalizar el período constitucional empiezan a financiar los gastos de campaña del candidato de la oposición. Gracias a esa función social de los medios de comunicación, se consolida cada vez más una franja de opinión que busca el final de la corrupción como desangre del presupuesto nacional, ejecutado por “altos empresarios” de la denominada delincuencia de cuello blanco, incluyendo en este a algunas multinacionales que se apropian de miles de millones de pesos provenientes de la contratación En ese sentido entiende la Corte Constitucional de Colombia, la libertad de expresión y la de prensa, como garantías democráticas para luchar contra la corrupción y los abusos de algunos dirigentes: “Directamente ligado a la libertad de expresión, la Carta protege también de manera preferente la posibilidad de fundar medios masivos de comunicación, tradicionalmente conocida como libertad de prensa, la cual goza también de una especial protección del Estado, pues también es una condición estructural de funcionamiento de la democracia y del Estado de derecho. En efecto, sólo con una prensa libre, pluralista e independiente, puede desarrollarse un debate democrático vigoroso y pueden los ciudadanos controlar los eventuales abusos de los gobernantes”1 . 1 CORTE CONSTITUCIONAL. Magistrado Ponente: Dr. Alejandro Martínez Caballero. Sentencia C-010-00. Enero 19 de 2000. Injuria, calumnia y medios de comunicación En los juzgados penales, en los tribunales, en las Cortes, y en los despachos de procuradores y fiscales, siempre se encuentran periodistas que prestan guardia, por la sencilla razón de que en nuestra vida nacional, todos los días, desafortunadamente para sus nacionales, hay noticias que se suscitan por el alto nivel de corrupción pública. En este trabajo se aborda el manejo que los medios de comunicación hacen del lenguaje, toda vez que no siempre se corresponde con su sentido jurídico confundiendo los términos, y con ello la técnica propia de la especialidad de derecho penal. Frecuentemente se publican noticias sin diferenciar lo doloso de lo imprudente, ni al imputado del indiciado, o al procesado del declarante, y así proyectan la imagen de los sujetos a la opinión pública, cometiendo grandes injusticias, que han llegado a encuadrarse en conductas tipificadas por el ordenamiento penal, vulnerando bienes jurídicos como la honra y el buen nombre de los protagonistas de esas noticias. También quiero resaltar en la presente edición, la perdida de trascendencia penal del bien jurídico del honor; la omisión temerosa de la mayoría de los fiscales en imputar calumniadores repetitivos por el temor a ser fruto de insultos y manipulaciones de esos protagonistas de la injuria y calumnia, quienes a sueldo cumplen tareas ordenadas por procesados en lo penal, para obstaculizar las investigaciones y juicios en su contra. Por lo restante, conviene detenerse un poco en precisar: ¿Quién es periodista y qué se debe entender por noticia? Periodista será quien se ocupe de informar a la opinión pública, a través de los distintos medios de comunicación, hechos –u opinar sobre ellos– en los que está involucrado el interés general. La doctrina2 entiende que la noticia: “descansa sobre el presupuesto de poseer un interés general para la opinión pública”. El mencionado requisito de obrar como periodista, en aras del interés general, resulta entonces elemento fundamental para poder contar con las protecciones constitucionales, ante el riesgo permitido que conlleva en la práctica el ejercicio de la libertad de expresión y de la libertad de prensa. Contrario a lo que se presentaría frente a manipuladores de 2 HERRERO TEJEDOR, La crónica, Comares, 1995, 207. Introducción la información, ofensivos, de lenguaje sucio buscando destruir honras bajo el amparo forzado de periodista, para encubrir sus financiadas e interesadas ofensas con el escudo de la libertad de prensa. El interés del presente libro se centra precisamente en el estudio de los escenarios del Derecho penal en los que se involucra el ejercicio de la labor periodística, partiendo del concreto análisis de los delitos de la injuria y calumnia, la amplia relación entre los medios de comunicación y la criminalidad, revisando algunas de las más recientes posiciones jurisprudenciales y doctrinales en los delitos de injuria y calumnia, para enfatizar en los supuestos de responsabilidad penal de aquellas personas que laboran en un medio de comunicación. La presente edición de la obra cuenta con una actualización legal, jurisprudencial y doctrinal sobre las modificaciones y aportes en materia de investigación y sanción de los delitos de injuria y calumnia, dentro de las cuales deben ser exaltadas las consideraciones sobre la retractación y la indemnización de perjuicios, así como la desvaloradas pasividad a nivel investigativo y judicial quedando en la impunidad los ataques al bien jurídico del honor y la ausencia de protección al buen nombre de las víctimas de injurias y calumnias, al igual que el análisis sobre las posiciones jurisprudenciales recientes y los casos abordados en precisos apartes del estudio, como contribución para la formación de los estudiantes de las facultades de derecho y para el cumplimiento del rol asignado a Jueces, Fiscales y abogados litigantes. Y en todo caso aspiro de motivar con mis argumentos jurídicos y político criminales para que se proteja efectivamente el trascendente valor social de la honra y el honor personal. Por la influencia académica de mi escuela abordaré especialmente los temas de causalidad e imputación objetiva, la legítima defensa, autoría y participación, y el elemento riesgo permitido, en los delitos de prensa.
