Reseña del libro "Pasiones Narcoticas"
Hay viajes de los que no se regresa, se convierten en momentos leves e inevitables de ocio le tuve que cubrir la boca con mis dos manos a la cordura, porque interrumpía mi lectura, después deje que me hablara, pero su voz era distinta, ya no sonaba igual. Empezaré por nombrar dos cosas puntuales, la demencia y la genética, científicamente se ha determinado que en muchos casos existen nexos entre ambas. Observarás como se irá desvistiendo cada historia en tu mente mientras lees. Cada escrito se transformará en melodía, pues las letras tienen sonido, una especie de sinestesia, confundiendo los sentidos, como si en los ojos tuviéramos un paladar saboreando las palabras escritas. Versos densos, pero digeribles, por eso el lenguaje de este libro es intenso, pero coloquial, cotidiano pero tan espontáneo, que le saca la lengua a la rutina, como burlándose de ella. No sabía que se podía tener una zona erógena en las pupilas, se darán cuenta luego de leer varios párrafos perfumados de coitos, si en un momento están leyendo el libro en un lugar público sentirán que la gente te está viendo sin ropa, y lo más raro es que no te dará vergüenza, como tener un encuentro fortuito de sexo en algún lugar público y no te importe nada más que culminar... de leer lo que viene. Si no has hecho algunas de las cosas que leerás, seguro que has deseado hacerlas, con una persona, o a tu propia mano, con un amor de esos inoxidables, o con alguien que solo viste una vez y besaste sin preguntarle el nombre. Leer será como vivirlas por primera vez, o recordar si ya lo hiciste, pero un recuerdo sin remordimiento, algo que pasó, o que podría pasar, una ficción posible, o una realidad que soñaste, es fácil dejar que la mente realice una diáspora a todos los recuerdos húmedos, porque salen de su lengua palabras sin retorno, palabras que se quedan, no vinieron de visita.Bienvenidos entonces a mi mente, todos pueden entrar, pero no cualquiera puede quedarse, pónganse cómodos, y no teman si sienten que no pueden salir, no hay puertas cerradas, solo ventanas abiertas con vista al mar, y el sol cayendo dándole paso a los versos nocturnos que salen de mis dedos, mientras pasen las paginas las letras te harán caricias, pero también rasguños, una dulzura ácida, un gemido escandaloso, de esos que despiertan a los vecinos. Hay dos cosas que posiblemente perderás mientras lees, el pudor, y la noción del tiempo, pero el tiempo no lo habrás perdido.
